sábado, 30 de mayo de 2009

3º Premio "EMBRUJO" Cuento


Sólo fue un flash. El aire se iluminó de magia, revelando un aura que contorneaba la figura de esa mujer de apariencia tan extraña. Detrás de la cámara estaba él, con una sonrisa ingenua, casi cómplice, medio intencional, entre … seductora y dulce a la vez.
La jornada apenas había comenzado y el único que había reparado en ella, era el fotógrafo. La observó detenidamente durante todo el tiempo en que las estrofas, las rimas y los relatos se sucedían con espontáneo acaecer; y sólo interrumpió su accionar cuando las luces se encendieron y su mirada quedó al descubierto. Le parecía tan bella como inalcanzable; debía inventar un pretexto que le sirviese de argumento para aproximarse un poco más.
La fotografía que le había tomado de manera seudo-accidental era insuperable: había captado su sonrisa espontánea y los rasgos perfectos de ese suave semi-perfil. Su mirada distraída y azul dejaba sin efecto el casual trasfondo de colores sin sentido.
Continuaron los versos y las historias sensuales. El público se puso de pie y aplaudió. El conductor convocó a los artistas plásticos, poetas y narradores a reunirse al día siguiente para disfrutar de otra jornada cultural. Luego hubo murmullos, desorden, dispersión, y él la perdió de vista.
La buscó por los pasillos del hotel, en el restaurante, en la terraza y en todas las salas donde habría podido encontrarla. No había nada de ella en aquel lugar. Con resignación aguardó el transcurrir de la noche; y en sueños la vio sonriendo…
Una nueva jornada literaria había comenzado. Fantasías, mitos, realidades y delirios se daban cita en ese místico encuentro, no obstante, la ausencia de ella era el motivo de su agitación. El cazador de imágenes aguardó en vano la aparición de su embrujo. Humilde, con la fotografía en la mano, preguntó a cada uno de los poetas si sabían algo de la fantasmagórica mujer. Nadie le dio una respuesta que alimentase su esperanza, salvo la de uno de los escritores que confundió aun más su clarividencia: “Es la musa de mi poema. Ayer, mientras le dedicaba mis versos, tuve la sensación de que podía oírme, a pesar de que hace mucho tiempo que es un ángel.”

MIRTA RAQUEL ZEHNDER

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